martes, 22 de noviembre de 2011

La brujita.


Otra amiga querida esperando bebe, hoy me lo contó por mail porque ella vive en UK desde hace 8 años y llega esta navidad a visitar a la familia y a los amigos.
Su mail me ha hecho recordar cuando me quedaba a dormir en su casa, es la menor de cinco hermanos y la única mujer.

La verdad sea dicha yo no miraba a sus hermanos  porque era muy inocente y muy chiquita aun (13 años) Bueno, más que chiquita inocente pero luego las cosas cambiaron llegó la revolución de hormonas y con ellas el amor jajaja.

No, no me enamoré pero sí decidí tener enamorado porque bueno eso era lo que tocaba y allí estaba él, el hermano de mi mejor amiga con sus ojos grandes y pícaros y su manera de ser  tan formal y graciosa. Graciosa como el mirarnos juntos, yo pequeña de estatura y él con su metro ochenta al hombro y sus dulces 17 yo contaba con 15 primaveras.

Recuerdo cuando se lo presenté a mi papá, Lo miró hacia arriba, mi papá sólo mide 1.73, le estrechó la mano y le hizo una pregunta que hasta ahora me hace reír:

¿Juegas básquet?

Pero ese sólo fue un episodio corto y sin dolor.
En cambio los amores a mi amiga le llegaban con cajita de pañuelos incluidos. Se enamoró como una demente del profesor de ingles, al que le hizo la corte de manera brutal y que logró conquistar 5 años después.  Claro en ese lapso ella tuvo enamorados y amores pero con el profe se tenía que sacar el clavo y lo hizo cuando ya era adulta.

Cuando ella cumplió los 15 años me contó que se había echado enamorado y como de momento yo no tenía pues tuvimos que buscar alguno digno de inmediato para andar en parejas y sí lo hicimos. Coincidió que nuestros galanes manejaban motos (Honda Dax 70) la de su galán era roja y la del mío era azul. (En esa moto me metí una caída pero eso luego lo cuento) 

Se ganó a pulso el apodo de brujita por sus sueños premonitorios y sus lecturas del Tarot. Me encantaba quedarme en su casa los fines de semana. Planeábamos cosas que no llegamos a hacer y hacíamos cosas que nos salían muy bien aunque no las hubiéramos planeado.

Fue con ella que viajé a la capital para el torneo de Tae Kwon Do, siempre había un galán detrás de sus huesitos y este viaje no  fue la excepción.

Cuando terminamos el colegio, nos íbamos a la discoteca todos los viernes por la noche y el sábado en la mañana nos tocaba dar catequesis a unos niños de un pueblo joven que quedaba lejos, detrás del aeropuerto, nosotras llegábamos al punto de encuentro con un ojo cerrado y el otro abierto pero siempre llegábamos, subíamos al mini bus ante la cara de “¡Ya sé!” de las demás chicas y dormíamos hasta llegar “Al Nazareno” Así se llamaba el pueblo Joven.

Eso de planear es algo que ella hace bien, es muy meticulosa, tanto que a veces me desesperaba pero gracias a eso se ha recorrido todo el mundo y llega a este embarazo  con una vida llena de experiencia que contar y con 11 años de distancia de lo que fue mi primer embarazo.

Fue con ella que me fui a acampar a la playa, con enamorados incluidos ante el asombro de nuestras madres que nada podían hacer.  Recuerdo el episodio, ella y yo buscando en su depósito las carpas, colchonetas, y demás cosas para el campamento mientras su mamá y hermanos esperaban en la sala con cara de pocos amigos. No sé que les habrá dicho pero los convenció y nos fuimos a la aventura con 18 años tan solo.  Sólo acampamos esa vez, a partir de ese año repetimos el plato cada verano desistiendo de las carpas  ya que no tenemos madera de faquir.

Ahora la veré después de cuatro años y con la novedad de la espera feliz y yo estoy feliz por ella. La brujita será mamá dentro de 6 meses. 

4 comentarios:

pseudosocióloga dijo...

Bueno, que recuerdos.
La moto que usaban acá era la "Mobylette", yo jamás decía en casa que iba con enamorados, cuantas menos explicaciones, mejor.
Y las amigas de la infancia son las mejores, aunque estén lejísimos y pases mil años sin verte, se puede retomar la conversación como si la hubieras visto ayer.

Mayte Esteban dijo...

Cuando asaltan los recuerdos... A mí me encanta volver a ver a mi amiga Rocío, es como si en lugar de haber pasado años, hiciera cinco minutos que nos despedimos. Una vez estuvimos un año entero sin hablarnos (con 16) por culpa de un chico y era horrible cuando nuestros padres, amigos también, nos obligaban a salir de excursión con ellos y nos sentaban juntas en la mesa del restaurante de turno. Menos mal que con el tiempo, hasta nos hemos olvidado de cómo se llamaba ese chico.

Por cierto, te animo a que saques ese archivo de word. Si no te manejas por la red, tienes a quien preguntar.

Muchos besos.

mientrasleo dijo...

Vaya, te ha salido la vena nostálgica que sale al unirse dos personas que hace tiempo que no se ven. Te anticipaste.
Me alegro, besos

Papacangrejo dijo...

Cuanto amor llevan los ciclomotores jajaja, me alegro mucho de que volváis a veros, espero que sea muy gratificante.